El soroche o mal de altura es un malestar que ocurre por la falta de oxígeno en las grandes alturas. Hablamos de más de 2.500 metros. Es habitual en el Himalaya, Nepal, Machu Pichu, Cuzco, Andes, Alpes… Según la actividad que estemos haciendo puede ser más o menos peligroso. La solución inmediata para el mal de altura es bajar a cotas más bajas, algo que no siempre es posible si estamos de viaje.
El mal de altura se manifiesta con dolores de cabeza, malestar en el estómago, mareos… Esto se debe a la falta de oxígeno por la altitud. Las digestiones, por ejemplo, son más pesadas ya que requieren más energía y, por tanto, más oxígeno.
Normalmente duran entre 2 o 3 días pero cada cuerpo es diferente y cada momento también así que es impredecible. Según mi experiencia, a veces, he estado un par de días con esos síntomas y, otras veces, ni me he enterado. En fin, según cada uno y cada día.
Sin ser alarmista, he de decir que el mal de altura puede llegar a ser un problema serio. Si no desparecen los síntomas podemos llegar a sufrir un edema pulmonar o cerebral y eso sí es grave.
¿Cómo evitar el mal de altura?
Lo primero que debemos hacer para evitar el mal de altura es estar muy, muy bien hidratados. Así que a beber agua en todas sus modalidades, fría, a temperatura ambiente o más calentita. Lo mismo da.
La solución más fácil y de Perogrullo es descender a menos altura hasta que desaparezcan los síntomas. Eso no siempre es posible de manera inmediata por lo que se recomienda una aclimatación a la altura. Es decir, acostumbrar al cuerpo a la situación. En las ascensiones a grandes picos, los montañeros, pasan varios días subiendo otras cimas o cotas más bajas hasta lograr el objetivo de aclimatarse al entorno. Es curioso ver a los porteadores jugando al futbol durante varias horas a más de 4.000 metros de altura. No necesitan aclimatación, suben muy a menudo.
Los problemas del mal de altura también ocurren en cotas más bajas, cuando subimos mucho desnivel en poco tiempo. Por ejemplo, si cogemos un teleférico que sube rápidamente de 2.500 o 3.000 metros a 3.500 o 4.000. Aquí no hay tiempo a la aclimatación. Ya sabéis hay que subir despacio, incluso andando, hay que subir lentamente.
Otras solución es la natural, en los Andes, la hoja de coca, la más famosa, la muña, chachacoma, guayusa, etcétera, hasta la menta ayuda, en fin, muchos remedios ancestrales que los lugareños emplean para combatir los síntomas. En cada zona una planta diferente. Todas saben diferentes y se suelen tomar en infusión caliente (el frio a determinadas alturas es importante), además ayudan a la hidratación. Si son frescas, algunas se pueden mascar (la hoja de coca por ejemplo). No estamos hablando de droga, si no de infusiones de hierbas. A mí las que más me gustan son la muña y la guayusa que ayudan a hacer mejor la digestión. Aunque a veces las mezclo con otras.
Luego nos queda la química, la «soroche pill», que viene a ser acetilsalicílico concentrado con cafeína y otras cosas. Va bien para aliviar algunos síntomas. No abusar, con lo anterior es más que suficiente.
Consejos.
Si vas a realizar un viaje que implique la estancia más o menos larga en alturas superiores a 2.500 metros de altura, primero un chequeo médico no está nada mal. Intenta aclimatarte poco a poco, espera unos días en la misma cota de altura subiendo más altura y bajando a la misma cota cada día. Toma infusiones de la planta que mejor te vaya, mate de coca, muña o la que más te guste. Haz comidas ligeras e hidrátate. Con esto debería bastar, si no desaparecen los síntomas, desciende en altura, este no es tu día. No te la juegues.