Cuenca, otro mundo en Ecuador.
Cuenca es la ciudad más hermosa que he visto en Ecuador. Es bonita, tiene un encanto especial, el ambiente es muy dinámico y todo está bien cuidado. Su nombre es Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca y es conocida como Cuenca, la Atenas de Ecuador.
Se le llama la Atenas de Ecuador, un poco exagerado sí es. Según el guía la llaman así por las escultura de la gran avenida Fray Vicente Solano, en realidad es por la arquitectura y por sus aporte a las ciencias y letras de Ecuador.
Cómo llegar
Para llegar a Cuenca desde Quito se puede hacer de tres formas, autobús la forma más económica de 10 a 30 USD, y también la más larga 9:30; coche, la duración es un poco menor unas 8 horas, pero si pillas un accidente o niebla te aseguro que debes prever 2 horas más; avión, la forma más rápida y más cara, alrededor de 150 USD si vas en días en los que no haya fiesta.
Escogimos el coche, una paliza, aunque paramos en Alausí a ver el tren que va a la Nariz del Diablo, El mal tiempo y los incidentes del camino nos hicieron un viaje, muy, muy largo.
La vuelta fue un poco mejor, no hubo tan mal tiempo, Paramos en Riobamba a comer, en el restaurante cocina de tiestos … y en guano, a ver como hacían las alfombras y tomar un café. Otro fracaso, todo cerrado. Bueno, el café estaba rico. Luego otro accidente en el camino nos volvió a retrasar. Otra vez iremos en avión.
Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca está dividida en dos zonas, una en la parte alta, el centro histórico y otra en la parte baja, la ciudad nueva. En Cuenca la vida parece tranquila salvo los fines de semana por la noche. El resto del día, los turistas inundamos las calles pero hay sitio para todos.
En esta región se fabrican los famosos sombreros de toquilla o sombreros de Panamá, traen la toquilla (es una planta) de Montecristi y Jipijapa como ya os conté en la entrada de «Avistamiento de Ballenas en Puerto López», no se hacen allí aunque sean conocidos por ellos. Una gran contradicción, aunque también se llaman de Panamá y se hacen en Ecuador.
Qué ver en Cuenca
Paseando por Cuenca, por su barrio histórico, nos damos cuenta de la influencia española y francesa de sus edificios, algunos inspirados en la época de 1920, uno de los períodos más creativos de la arquitectura otros son más tradicionales y antiguos y recuerdan a las construcciones renacentistas.
Arquitectura de Cuenca
Catedrales e Iglesias.
Cuenca tiene dos catedrales, la nueva y, sorprendentemente, la vieja.
La catedral nueva de Cuenca, con sus cúpulas azules es reciente, se comenzó en el siglo XIX. lo más llamativo de la catedral son sus cúpulas azules que se ven desde muy lejos. La catedral vieja, más allá de su nombre no tiene mucho atractivo.
Para las personas amantes de las iglesias aquí tienen tajo, hay 20 iglesias en el casco histórico. Hay que añadir las que se encuentran en la parte nueva, que también hay.
Edificios civiles de Cuenca
Preciosas edificaciones se van sucediendo por las calles del centro histórico. Unas recuerdan al periodo modernista; otras a las Casas Colgantes de Cuenca en España, especialmente en la zona que da a uno de los 4 ríos que tiene Cuenca, el río Tomebamba; otras a las casas castellanas o asturianas. Es un espectáculo para la vista.
Si podéis entrad a los edificios, veréis patios que recuerdan unos las corralas, otros los patios andaluces. Como os digo, algunos son tremendos.
El paseo es agradable, sobre todo los domingos por la mañana temprano, la ciudad está en silencio, las calles tranquilas, sin coches. Merece la pena madrugar para admirar la ciudad y hacer fotografías.
No os podéis perder la antigua facultad de medicina, ahora es el colegio de médicos. Está en al parte baja junto al río Tomebamba.
Mirador de Turi.
Frente a la avenida Fray Vicente Solano, se alza un mirador, una vista a toda la ciudad que podéis visitar de día o de noche. Alrededor del mirador, un montón de restaurantes con terraza y una discoteca. Podéis pasar un rato agradable con unas vistas impresionantes de la ciudad y, como ya he comentado, se distingue muy bien la catedral nueva, el faro de la ciudad.
Yo subí por la noche, había buen ambiente y un atasco monumental. Debe ser uno de los atractivos de la noche cuencana.
Callejear por Cuenca.
Callejeando podéis ver un montón de plazas con mercadillos de todo tipo, recomiendan la Plaza de las Flores, está muy animada porque esta junto a la catedral nueva y una calle peatonal pero no es de las más bonitas. La plaza San Francisco o el Parque Calderón son más interesantes. Delante de cada iglesia hay una placita.
En el Parque Calderón en la esquina con la calle Simón Bolivar y Luis Cordero hay un edificio con un montón de bares y restaurantes, podéis entrar y ver un bonito edificio reacondicionado para la restauración. Os recomiendo Consuelo Restaurante para tomar una copita. Cuenca cierra tarde.
Aprovechad el callejeo para refrescaros en una de las muchas terracitas que hay en el casco histórico. Me recuerda a España. Eso no abunda en Ecuador (ni en otros países).
Os recomiendo también un paseo por el río, no por el cauce, por la orilla. Restaurantes, mercado de artesanía, museo y el rumor de las aguas. Cuando estuve, había una feria de artesanía con espectáculos folklóricos de la Zona.
Si andáis por las calles del casco histórico cerca del río, podéis encontrar otros miradores improvisados con vistas a la ciudad nueva. Lugares poco frecuentados ideales para comenzar el paseo por la rivera del río.
Museos.
También hay, no entré a ninguno, estaban cerrados o llegué tarde. Tenía poco tiempo y los que escogí estaban cerrados los domingos. Hay unos 20 museos, más galerías de arte. De todo tipo y para todos los gustos desde vinos hasta esqueletos. El de Pumapungo con restos arqueológicos tiene una pinta estupenda, también el Prohibido Centro Cultural, para otro día.
Donde Comer
Intentamos comer en Mansión Matilda pero nos confundimos de hora y cuando llegamos había cerrado la cocina. Una pena, la próxima probaremos su famosa sopa de cebolla.
En Cuenca se come muy bien, variado y rico. Hay una comida que se hace en tiestos de barro. La probé en el restaurante Tiestos, después de un trato un poco chungo por una de las personas de la sala, la atención del camarero fue exquisita, aunque la comida está muy rica, esperaba un poco más, las expectativas según mi amigo Felipe.
Sin embargo, comimos en El Mercado, el sitio, simplemente maravilloso, una de esas casas colgantes de las que os he hablado. La comida, espectacular, el metre Roberto impecable, el personal, amabilísimo y atento. No puedo decir nada más de ese restaurante. Bueno, sí, además tiene terraza. Lo más.
En resumidas cuentas una ciudad maravillosa, la más bonita que he visto en Ecuador, cuidada arquitectura, planificado urbanismo, nada que ver con Quito o Guayaquil, las ciudades más grandes en este país y tampoco las pequeñas que he tenido la oportunidad de visitar. Merece la pena una visita, de hecho, es una de las visitas que recomiendo si se viene al Ecuador. Lástima no haber podido pasar unos días más. Yo volveré. no solo a la ciudad sino a ver los alrededores que también tienen su miga.
Antes de acabar deciros que estuvimos en una librería de viejo, donde conversamos con Patricio Romero y Cordero, propietario de la librería, una bellísima persona que nos dedico su libro «Por dentro«. Si tenéis la oportunidad pasad por su librería al final de la escalera os espera leyendo en un rincón. Sorprendente.
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